martes, 22 de febrero de 2011

Raquel Masci “Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, algo azul”


Así como las disciplinas gestálticas plantean la necesidad de ver al individuo como un todo, desde que comenzó el siglo XX muchas disciplinas plásticas aplican la misma mirada hacia el arte. ¿Por qué dividir lo audiovisual en pintura y música, cuando frecuentemente ambos van de la mano? Ya en los albores del dodecafonismo, el compositor ruso Alexander Scriabin asociaba notas a colores, e incluso bocetó un diagrama en donde cada una de las doce notas del piano correspondía a un determinado color.
Lo que hacía pensar a Scriabin en términos visuales hoy se conoce como sinestesia, o sea, lo que percibimos en un sentido a consecuencia del estímulo provocado en otro. Y desde luego, cada individuo percibe de manera distinta –por ejemplo, mientras Scriabin asociaba el mi bemol con el púrpura, Rimsky-Korsakov lo asociaba con el azul. A mediados del siglo XX, el americano John Cage amplió la conexión sinestésica con procesos lúdicos como la composición a través del dictado del I Ching, o componiendo partituras que consistían en calcos de mapas estelares. Luego, el colectivo neoyorquino Fluxus y el español Zaj fueron aun más lejos, a través de inusuales performances como la destrucción de un piano.
La apertura de Sinestesia, como espacio de arte, permitirá la participación de artistas interesados en estéticas interdisciplinarias, en donde la plástica no es un universo aislado sino que está en permanente diálogo con las notas musicales. Colores como tonos, texturas como sonidos.
El espacio abrirá con una muestra de la artista plástica Raquel Masci, cuyos retratos de celebridades del mundo del espectáculo se nutre de técnicas extraídas del pop art, en un intenso diálogo de citas intertextuales construido a base de abstractos planos de colores; colores tan expresivos como los tonos del sistema musical.

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